viernes, 23 de marzo de 2007

PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

INTRODUCCIÓN

Comprender la ideología de algunos pensadores políticos, se le puede llamar como un reconocimiento de lo que es hoy o ha sido la sociedad dentro del Estado y de los partidos políticos, y el Estado y los partidos políticos dentro de la sociedad.

El paradigma de algunas ideologías, inspira a que el mundo está lleno de inconsistencia, en donde al mismo tiempo acertamos y no acertamos. Cada pensador, cada ideología, y cada escritor piensan, idealiza y escribe de acuerdo a su circunstancia, y la forma como vive o ha vivido. Todo hombre tiene su historia y concibe a la sociedad, al Estado y a los partidos de acuerdo como se relacionan en ellos.

No obstante sirve de momento este breve comentario, de los tipos de comprender, los tipos de demostrar y dando por objetivo suposiciones respecto a la comprensión de la vida del ser humano dentro del Estado y los partidos político. En buena medida descansar sobre los métodos de analizar al hombre dentro de los partidos político y su composición, es variable y concerniente en nuestra imaginación, parece pensar que la ideología, sobre el pensar y escribir de nuestra percepción de la realidad, es una mezcla conforme e inconforme de lo que somos o podemos ser como individuo dentro del Estado y los partidos político.

Es aquí que dicho imaginario teórico practico, nos conduce a demostrar, que los partidos políticos en Colombia, son fuente de perspectivas cognoscitivas, al mejoramiento de la sociedad y a la destrucción de ella misma. En el cual este trabajo lo que pretende es demostrar que los partidos político así como mejoran gran parte de la sociedad, también la destruyen con proceso selectivo que solo buscan el mejoramiento de sus instituciones partidistas como tal, destruyendo la pretensión del progreso de subsanar el hambre y la pobreza.

Nuestro objetivo es establecer como los partidos políticos conciben al pobre- marginado por el sistema, evaluando relaciones sociales de los partidos para con los pobres; y como miran a éste como transformador de sus intereses personales en procesos electorales, “ para la pretensión del poder y ganar un statu quo.

PARTIDOS POLÍTICOS Y EL DESAFÍO DE LA DEMOCRACIA

La democracia no es solo un sistema de competencia entre actores que buscan el apoyo popular. Aunque no son las únicas, los partidos políticos coherentes y articulados y un sistema de partidos políticos estables son condiciones fundamentales para la consolidación y mantenimiento de un sistema democrático exitoso.
Es un dato histórico curioso que los fundadores de los sistemas democráticos no percibieron la importancia de los partidos políticos para la democracia. Pero al cabo de poco tiempo, la estructuración natural de partidos políticos como instituciones para encauzar preferencias ciudadanas y estructurar la competencia política llevo a que el mismo James Madison cambiara de opinión y declarara que los partidos son la "fuente natural de la libertad," sin los cuales la democracia no podría subsistir.

Los partidos juegan un papel fundamental a niveles del sistema, de al nivel del electorado, los partidos políticos son aquellas organizaciones que presentan candidaturas alternativas para ocupar cargos públicos, en la definición mínima de los partidos.

Los partidos no sólo representan las aspiraciones ciudadanas y reflejan las escisiones sociales, sino que también estructuran la agenda política y la dan forma a la fisionomía política de un país.

James Sundquist agrega: "El partido político fue la institución que unificó los poderes separados del gobierno y trajo coherencia al proceso de formulación de políticas públicas."

En un sistema institucionalizado de partidos políticos estos gozan de un alto nivel de legitimidad como instituciones fundamentales para el desempeño de la democracia.

La deslegitimización de los partidos ocurre más frecuentemente en países donde no ha habido una tradición de partidos altamente enraizados en la sociedad, como son Brasil y Ecuador y los países Centro Americanos. Pero también ha ocurrido en sistemas de partidos fuertes, notablemente en Venezuela y Colombia donde candidaturas independientes se han alzado como alternativas a estructuras políticas desprestigiadas, por lo menos al nivel de las opciones presidenciales.
A menudo los políticos independientes- suelen ser políticos antiguamente ligados a los partidos que, al buscar ventaja electoral se han sumado a la crítica de los partidos contribuyendo así al proceso de deslegitimización de lo político.

Es importante destacar que aún partidos políticos fuertemente organizados y con larga trayectoria política se han visto notablemente reducidos. Se puede observar que en aquellos casos donde sistemas de partidos políticos fuertes han procurado usar sus ventajas para construir mecanismos de exclusión de otras fuerzas políticas para beneficiar a sus propias clientelas, los partidos han sido castigados por fuerzas sociales que se han sentido excluidas.

Es claro precisar dicha interpretación de los partidos político, pero su teoría trasciende mas allá en la practica, en el sentido de que todo partido político se concentra en proceso electorales, con el fin de obtener voto y así poder ocupar un puesto público, y ganar un statu quo.

LA CRISIS DE LA POLÍTICA Y SU REFUNDACIÓN DEMOCRÁTICA

La crisis de la política a la que estamos asistiendo no supone, necesariamente, un salto cualitativo hacia un mejor funcionamiento de la democracia, y que la desconfianza y la critica de los partidos y de los políticos profesionales constituyen, por lo menos en el momento actual, el riesgo de un grabe deterioro de la democracia y la vida política.

Al mismo tiempo me hace referir y aclarar y especificar, que la crisis de la política no proviene solamente de los partidos, o los propios políticos, hayan desarrollado comportamiento particularmente irregulares o criticable en años recientes, sino, más bien, que esa critica de la política proviene de una falta de confianza de los ciudadanos o sectores de la sociedad en la política y en los partidos, que es anterior al descubrimiento de la falencias en el funcionamiento de la vida partidaria o de las regularidades en el comportamiento individual de los políticos como los partidos.
Pero al mismo tiempo me lleva a referir; no es que halla una crisis de la política, ni una desconfianza de los ciudadanos hacia los políticos por que haya mayor corrupción sino por que tal descomposición antes se ignoraba o, incluso, se toleraba, y está aflorando por que los ciudadanos ahora sí cuestionan la conducta de los partidos políticos.

Las circunstancias que explican la crisis de la política en el momento actual provocan o hacen casi inevitable que la participación política y sus motivaciones se vayan a centrar en los años venideros o, por lo menos, en el tiempo previsible, en la actuación política en ámbitos locales o en movimiento de objetivo único.

Es decir, que la participación política voluntaria activa, prevista acorto plazo, va a estar más centrada a movimiento o asociaciones destinados a resolver conflictos muy concretos: problemas de conservación del medio ambiente, y problemas de ámbito locales en ciudades, pueblos o regiones.

Aun que en las actuales circunstancias, la buena marcha de la democracia, la eficacia de la vida política dependen, fundamentalmente, de los partidos, de una colectividad más permeables para adaptarse a la realidad de una participación política más localizada, centrada más en objetivos tales, susceptible de canalizar esas demandas, atomizadas y difusas, en programas generales de gobierno con credibilidad mayoritaria.

El problema central de la política democrática es construir instituciones que permitan que se instaure o se ejecute la voluntad popular, que se pongan en primer plano los intereses generales, sin ignorar la realidad social de que el poder económico está concentrado en pocas menos, de cara a la pobreza absoluta en que se debate la población. Pues bien, el argumento fundamental aquí, es que el desprestigio de la política se está traduciendo en una pérdida de legitimidad de los representantes populares elegidos frente a los grandes poderes económicos.

Es explicar, en la medida en que se está desarrollando una deslegitimación de la política se está produciendo un flujo de los grandes núcleos financieros o empresariales sobre el poder político y, en ese sentido, tenemos un retroceso indudable, pues la legitimidad que reclamen los grandes grupos empresariales y de interés, frente a los gobernantes electos, es muy superior a todo lo que hemos conocido en la historia de nuestro país.

La presencia de una crisis de la política no es consecuencia del descubrimiento de las fallas de los partidos y sus actores sino el resultado de la pérdida colectiva de confianza en las instituciones políticas y partidos políticos, en particular.

Las instituciones políticas han perdido en los últimos veinte años la confianza ciudadana, por que tiene una decreciente capacidad para darle certidumbre, para ofrecer unas mínimas garantías sobre sus expectativas y, consiguientemente, sobre su propia vida personal.

Pero, en situaciones más normales, lo que los gobernantes no parecen capaces de hacer es crear una ilusión, una esperanza de crecimiento, de estabilidad duradera, pues las promesas en este sentido no parecen creíbles.

La creciente incapacidad de los gobernantes y de los partidos políticos para ofrecer certidumbre a los ciudadanos en esas nuevas reglas de juego es, por decirlo así, la clave de la cuestión. Porque los ciudadanos participan y confían en la política en la medida en que ésta les ofrece resultados prácticos, en término de bienestar, o les ofrece, por lo menos, cierta seguridades sobre cuál va a ser su futuro inmediato o su futuro previsible.
Si la política no es capaz de ofrecer mejoras ni de alentar esperanzas, las razones para participar en políticas se hacen cada vez menores. Y los ciudadanos, a la vista de incapacidad de los gobernantes para darle confianza, hallan cada vez meno sentido a la participación política, ésta se reducirá a quienes tengan intereses bien definidos qué defender y recursos suficientes para informarse sobre los programas y candidatos que pueden representarle.

Entre las consecuencias de esos cambios está la perdida de credibilidad de los partidos entre los más jóvenes y las personas que participan en política con criterios más morales, la desconfianza del conjunto de los ciudadanos en la política y en las elecciones como mecanismo de autogobierno social y de búsqueda de soluciones para los problemas colectivos.

La única salida de la situación actual pasa por conseguir partidos que se adapten a las nueva situación en la que la puerta de entrada en la esfera de lo público ha pasado hacer los movimientos de objetivos localizados o sectoriales, partidos que tengan presencia y sean interlocutores de los ciudadanos en esos movimientos y organizaciones sectoriales por los que pasa ahora una parte creciente de la esfera pública.

Esto exige una fuerte transformación de los partidos políticos que conocemos, pero la clave para salir de la actual situación de crisis de la política, a mi juicio, no es que los partidos se transformen en simple receptores de las demandas sectoriales o locales, sino construir partidos más porosos, pero también más estructurados y con mayor capacidad de liderazgo, más capaces de recoger y traducir con eficacia esas demandas en programas que puedan, a su vez, construir una agenda nacional para el conjunto de sus representantes.
Y que gane así la credibilidad necesaria para crear nuevos vínculos de identificación en los ciudadanos y, consiguientemente para recuperar la credibilidad de la política, para refundar la política democrática al servicio de los intereses generales.

LOS PARTIDOS POLÍTICOS, SOSPECHADOS DE CORRUPTOS

Los ciudadanos consideran a los partidos políticos -el fundamento sobre el que se apoyan nuestros sistemas democráticos- las instituciones más sospechadas de corrupción. Esa es la conclusión que se desprende del Barómetro Global de la Corrupción 2005, un trabajo que Transparencia Internacional (TI) da a conocer en todo el mundo, sobre la base de una encuesta entre 54.000 entrevistados en 69 países por la consultora Gallup.

Según la investigación, por segundo año consecutivo, los partidos políticos son percibidos por la ciudadanía, en 45 de los 69 países relevados, como las instituciones más afectadas por la corrupción.

Ese resultado refleja que empeoró la opinión global sobre los partidos políticos, ya que el año pasado 36 países (de un total de 62) habían calificado a sus partidos políticos como las instituciones más corruptas. "Muestra la falta de credibilidad en los partidos políticos como instituciones de la democracia capaces de canalizar la demanda de la ciudadanía”.

Según la encuesta -realizada entre mayo y octubre del año 2005 -, en una escala de 1 para las instituciones libres de corrupción y 5 para las más corruptas, los partidos políticos obtuvieron un promedio global de 4 puntos.

En América latina, la calificación fue aún peor, con un promedio de 4,5 puntos. Ecuador, con 4,9, es el país de la región donde la gente percibe mayores niveles de corrupción en los partidos políticos, seguido por Bolivia y Paraguay, con 4,8 y panamá, con 4,7.
La Argentina también se ubica por encima del promedio regional, con 4,6, compartiendo el quinto lugar junto con Costa Rica y Nicaragua. Venezuela, en cambio, con 3,7 puntos, es el país de la región en el que los partidos aparecen como menos corruptos. Pero las agrupaciones políticas no fueron las únicas que salieron mal paradas de la medición.

La segunda institución sospechada de corrupción es el Congreso, con un promedio global de 3,7, seguida por la policía (3,6) y el sistema jurídico legal (3,5).

El sector privado también aparece afectado por la corrupción, ubicado en el quinto lugar del ranking, con 3,4 puntos. En niveles medios de la percepción de los encuestados está la prensa, el sistema educativo, el ejército y los servicios públicos (aunque en este último sector la sospecha de corrupción sube en América latina), mientras que las entidades religiosas y las organizaciones no gubernamentales son las menos cuestionadas, con 2,6 y 2,8 puntos, respectivamente.

SIN SOBORNOS

En el caso de la Argentina, un dato llamó particularmente la atención de los investigadores: aunque el país está en niveles bastante altos en percepción de corrupción, sólo un 6% de los encuestados reconoció haber pagado sobornos el año último, una cifra muy por debajo del promedio de la región (alrededor del 20%) y sólo comparable a la de los países más transparente del mundo.

"Los argentinos identifican a la corrupción con un problema ajeno, del que no se hacen responsables. No entienden que pagar una coima para tener una licencia de manejar también es un soborno", explicó Arcidiácono, que descartó de plano que ese 6% pudiera ser real.
El trabajo también preguntó a los encuestados cómo percibían el incremento o la disminución de la corrupción en los últimos tres años, y la respuesta en forma global fue negativa: un 57% de los encuestados consideró que había aumentado, ya sea un poco o mucho, mientras que sólo un 12% consideró que había disminuido.
Algo por debajo de la tendencia general mundial y de la región, el 17% de los argentinos sostuvo que la corrupción aumentó mucho en ese lapso, y otro 23% que aumentó un poco, lo que suma un 40% de ciudadanos que creen que la corrupción se incrementó. En cambio, el 39% piensa que se mantuvo igual, mientras que el 18% considera que disminuyó mucho o un poco.[1]

Este comentario de estos países nos permite ser más preciso en nuestra investigación y entender lo que se puede pensar de los partidos políticos, de acuerdo con su propia realidad.

Si en aquellos países suceden dichas corrupciones, que podemos decir de colombia. Que a finales del 2005 y comienzo del 2006 ya se están sacando los trapo al sol, en el cual nos lleva a descifrar un sinnúmero de acciones corruptiva por parte del Estado y los partidos políticos, que ostentan en sus estructuras acciones de la delincuencia para obtener el poder y destruir al sector marginado camuflándolo como delincuente sin ellos serlo.

Si enfatizamos realidades de otros países a nuestro país nos conduce a percatar que en los procesos electorales, se percibe una realidad que desborda los intereses de la sociedad margina, por la forma como dichos candidatos compran y engañan a éste sector empobrecido.
La realidad, es que si en la época de Pablo Escobar a partir del narcotráfico mirábamos gran la vado de dinero- los procesos electorales son más narcotraficante que Pablo Escobar y Leder y que no solo la coca hace daño sino los procesos electorales camuflado por el Estado y los partidos político también hacen daño.

Aunque el partido político es o sea un grupo político que agrupan a los hombres de la misma opinión para asegurarle una influencia verdadera en la gestión de los asuntos del Estado y no de lo público. “Un partido político es una pretensión Estatal que busca la reivindicación del poder Estado para monopolizar y utilizar a la sociedad en forma bien sea dictatorial”.
Una organización articulada de los agentes activos de la sociedad, de aquéllos que se interesan por hacerse con el poder del gobierno y que rivalizan por obtener el apoyo popular con otro grupo o grupos que mantienen puntos de vista opuestos (Sigmund Neumann).
Es el gran intermediario que une a las fuerzas e ideologías de la sociedad con las instituciones oficiales del gobierno, poniéndolas en relación con una acción política en el seno de la totalidad de la comunidad política. La característica esencial del partido político es la intermediación de los partidos entre los ciudadanos y las instituciones estatales. También la definición presenta el problema de ser muy amplia.
El partido político es una organización política que se adscribe a una ideología determinada o representa algún grupo en particular. Se pueden formar también entorno algún tema de interés especial. Los partidos políticos en una democracia ayudan a articular e informar a la opinión pública de sus planes y propósitos.
Los partidos políticos constituyen unidades organizativas a las que se les reconoce el derecho de participar en un proceso de elección política por medio de la presentación de candidatos y programas de acción o gobierno. Así como de proveer de funcionarios en cargos de confianza política o que requieran una decisión política antes que una técnica.
Los partidos políticos empiezan siendo facciones o grupúsculos con un programa sociopolítico de corto alcance y plazo y que siguen o aprovechan grupos de pocas personas. En principio es un movimiento social que reivindica una acción política a una cuestión social.
Ésta era la situación en la Roma clásica. Hacia el siglo XVIII (liberalismo) y XIX se inician los partidos políticos, los sindicatos, las ciencias sociales, la doctrina social católica, por el auge del desarrollo industrial y otros movimientos y conceptos de gran alcance, que acabarían presuntamente manejando el Estado y la Sociedad. Principalmente podían aparecer como una ideología con sentido gremial en Inglaterra y algunas veces mesiánico en el resto de Europa, Asia y América Latina.
Las principales ideas de los tres tipos actuales de partido político son de tipo humanista o socialismo, absoluto o dictadura y un híbrido de mucha aceptación o centro político, que ha recibido los programas y organización de los otros dos predecesores.
Pero de hecho los partidos liberales y conservadores se alternan en el poder y su principal objetivo es la permanencia en el poder o el acceso al poder y su programa es en ambos de tipo centro con una versión utópica que parece más definitiva y deseable: el bien común del ciudadano, el perfeccionamiento de las instituciones y el desarrollo de las relaciones internacionales en los países más poderosos. Los partidos políticos dependen del sufragio universal o elecciones, que a su vez dependen del tipo de estratificación social y ésta del desarrollo del sistema social: liberal o conservador. Frente a toda clase de partidos políticos está el anarquismo, en sus más diversas formas.
Dicho entendimiento de un partido político, corporiza al partido y hace de su perspicacia real un ente acaparador de interese individuales y no colectivo; es aquí que podríamos de sir que el Estado Social de Derecho de colombia se desintegra, y se vuelve un oprimidor de sus propios intereses sociales, volviéndolo al mismo tiempo acaparador de intereses particulares.
La sagacidad de los partidos político evaluando a la sociedad colombiana dentro de los procesos electorales, se lo mira como algo temporal quinquenal. Solo cuando necesitan de las personas los buscan para beneficios personales, en la pretensión de conseguir votos a partir de discurso que en teoría solucionan el hambre pero que en la practica hacen que el hambre se acrecenté cada día mas.

CONCLUSIÓN

El comportamiento de los partidos político ante la sociedad marginada, se mira en principio como un ente regulador de la pobreza en teoría. Pero que en la práctica dicho sistema partidista lo que busca, es ganar statu político a partir de la democracia con el voto universal, utilizando de manera impresionante a los pobres con mejoramiento de vivienda, en el sentido de que si me dan el voto les doy zinc, para que construyan una casa en su propia marginación.

Los partidos miran a los pobre como ente regulador y transformador de pautas para sus intereses individuales del partido, pero que a la par dicho partido no le soluciona nada a la sociedad que vive margina y condenada a morir de hambre, y que solo se recuerdan de ellos en los procesos electorales, con el fin de oprimir su existencia, dando apreciaciones sin resolverle el hambre a futuro.

Un partido es una reunión de hombres que profesan una misma doctrina (Benjamín Constant). No considera a 1a organización como elementos del partido, que es esencial en los partidos políticos modernos.
En términos generales es posible afirmar que el partido político es el instrumento que mediatiza la relación de los ciudadanos con el poder, permitiendo que enormes cantidades de ciudadanos puedan participar en la formación de la voluntad estatal.
Así, se transforman en elemento fundamental del complejo proceso de formación de la voluntad política del Estado. Son el puente entre los grandes grupos ciudadanos y el poder político. Sin embargo, como ya señalamos, esta noción ha ido configurando y adquiriendo un perfil más claro a través de un proceso histórico que pasa por situaciones distintas.
Señala que un partido político es un grupo organizado de ciudadanos constituidos para defender y hacer triunfar sus opiniones y sus intereses y para obtener la realización de un programa de reformas (Jacques Cadart). Señala que la característica esencial del partido político es la realización de un de un programa que contenga fines determinados, pero ello sólo es efectivo en el caso de partidos ideológicos y/o programáticos.
[1] lanacion.com· ARCHIVO- Viernes 9 de diciembre de 2005

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